Si me permitís esta observación, creo que algunos comentarios están yendo demasiado lejos. Los expertos que ha utilizado el tribunal son - por lo que sé - profesores nativos que trabajan habitualmente para el INAP - como profesores de idiomas -, llevando a cabo entre otras tareas el proceso de selección y de prueba de nivel de alumnos - funcionarios públicos, usualmente - que reciben cursos en el INAP. Por lo tanto, entiendo que el tribunal ha utilizado los recursos que tenía más o mano o puede que simplemente forme parte del contrato de prestación de servicios con el INAP. Buscar otras interpretaciones o relaciones más o menos sospechosas de estas personas con terceros me parece un tanto exagerado.
Por otro lado, no creo que la selección del texto la lleve a cabo el profesor de inglés, es cosa del tribunal - no hay más que apreciar el lado sádico del texto en cuanto a extensión y vocabulario
-, quién, desde luego, está claro que favorece más las traducciones completas más o menos literales que una traducción cuidada pero incompleta; está claro que a estas alturas nadie que viva el día a día de esta oposición - y en otras también - puede negar que aumentan las posibilidades de aprobar si te dejas de florituras y te dedicas a un entrenamiento sistemático y obseso en base a las características de los ejercicios: es decir, no basta con ser el más inteligente o el mejor preparado, hay que ser el más determinado en la lucha por el objetivo final. En este examen, escribir como un poseso y traducir de forma mecánica. En cuanto a la dificultad, entiendo que estribaba más en la longitud del texto que en su complejidad; sin ser un experto, entiendo que palabras como "blackmail" no están fuera de lugar en el vocabulario de un técnico, aunque todo es opinable.
Respecto a cábalas sobre el número de plazas y todo eso, lo cierto es que es difícil saber que hay detrás del comportamiento de un tribunal, podría ser un esfuerzo por favorecer el concepto de los TIC como élite funcionarial, podrían ser instrucciones más o menos veladas de terceras partes o podría ser simplemente nada, pues en el fondo estamos sacando conclusiones - o intentando - basadas en información incompleta y en situación de absoluta incertidumbre, lo que favorece la elucubración, pero no las respuestas acertadas.
En lo que sí estoy de acuerdo es que este tipo de tribunales - no solo en TIC - debiera ser objeto una suerte de regulación que favoreciera los principios de transparencia, proporcionalidad y rendición de cuentas, a fin de que todos los sometidos a su autoridad tuviéramos claras las reglas del juego y que el tribunal entendiera que, aunque soberano en sus decisiones, está sujeto a escrutinio y a revisión posterior de sus actos y, si me apuráis, a control de calidad.
Quizás la solución sería que todas las oposiciones fueran gestionadas por la Comisión Permanente de Selección en vez por un grupo de profesionales con intereses corporativos específicos, o que los tribunales pudieran incluir miembros digamos "independientes" centrados en optimizar y favorecer una correcta ejecución del proceso selectivo, no lo sé, en todo caso creo que en orden a canalizar el enfado que se percibe sería, de forma constructiva, dirigir las quejas a las personas y entidades que sí tienen capacidad de modificar las cosas, por ejemplo el Ministerio de la Presidencia, y si no a través de personas individuales que pudieran quedar "señaladas" sí a través de organizaciones como los colegios profesionales, universidades o sindicatos que puedan hacer oir su voz sin temor a efectos colaterales ( eso sí, omitiendo reclamaciones del tipo los TIC solo informáticos y esas cosas que no nos benefician
)
Por último, y aunque es un magro consuelo, mejor que te tumben ahora a que te "hundan" en el cuarto cuando tienes la percepción de que no lo has hecho tan mal. Y, respecto a la posibilidad de que se no cubran todas las plazas, no tenéis mas que preguntar sobre estas prácticas a los compañeros de promoción interna que llevan sufriendo esto durante años - recordad el año pasado con siete vacantes de catorce plazas - sin ser, en muchos de los casos, minimamente apoyados por el resto del colectivo opositor.